El libro de piedra

A mí siempre me fascinó leer, hojear enciclopedias. Debe ser un poco por eso que tiene de lectura-no-comprometida-con-el-tiempo-disponible, ya que cuando me siento a leer una novela me gusta tener mucho tiempo por delante y hacerlo de a largos tirones.
Eso de leer una novela en cómodas cuotas de 2 páginas, en la cama, inmediatmente antes que el sueño nos sorprenda con el libro boca abajo sobre el pecho no es para ufanarnos al decir “¡seeeee, yo a Kafka obvio que lo leí!”
Por eso a veces prefiero las enciclopedias. Eso con lo que Plinio o d’Alembert lograron llevar el Conocimiento Universal al alcance de todos (¡qué peligro!) Bueno… al alcance de todos, todos, no… la de d’Alembert y Diderot tenía unos 4000 suscriptores en su mejor época, pero ese es otro tema, en realidad me voy por las ramas, porque lo que quería decir es mucho más trivial.
Quizá no pocos conozcan el cuento “El Libro de Arena” de Borges. A mí me pasa todo lo contrario. Yo a menudo hojeo al azar la Oxford Illustrated Encyclopedia y no dejo de sorprenderme: sin excepción, al abrir el libro aleatoriamente, me encuentro con las mismas 3 o 4 ilustraciones de siempre (un pico para piedra, anclas, partes de una iglesia, un hacha…)
No, el libro no está abierto especialmente en esas páginas, y ellas no son pocas. Para ser más preciso, son 998.
Más me inclino a pensar que en esas páginas donde con insistencia el libro quiere abrirse (yo ya sospecho que se abre, no que yo lo abra) se esconde un mensaje que tengo que interpretar.
Cerca de church están también Churchill, cicatrize, cigarette.
En la página de pico están physics, piano, picture.
Junto al ancla aparecen angel, ancient, anatomy.
Con el hacha comparten avenge, away, avoid.
No creo que pase por ahí.
El asunto debe estar en las ilustraciones, que son bastante parecidas a como las describe Borges en su cuento.
Se me ocurre “Hay que destruir con hachas y picos a la Iglesia que nos tiene anclados”.
De todos modos no necesitaba la enciclopedia de piedra para llegar a tal conclusión, pero quizá la insistencia signifique que dejemos de perder tiempo y empecemos de una vez.

Vértigo

Cuando voy por la calle a veces decido caminar sólo por una hilera de baldosas o por el cordón de la vereda, imaginándome que todo el resto es precipicio, lava ardiente, pinchos electrificados y muerte.
Nunca me salgo de las baldosas ni me caigo del cordón de la vereda.
Supongo que si todo ese resto fuera de verdad precipicio, lava ardiente, pinchos electrificados y muerte no podría caminar más de dos pasos sin caerme.
Cuando contemplo un problema imaginario o ajeno, sorteo todas las dificultades natural y magistralmente, pero el vértigo suicida siempre está ahí a la vuelta a la realidad.