Verdad literal

Dedicado a un par de salamines que aún quedan:

La temperatura del Cielo se puede determinar con bastante precisión. Nuestra autoridad es la Biblia, en Isaías 30,26 podemos leer,

"La luz de la Luna será como la luz del Sol, y la luz del Sol será siete veces mayor, que la luz de siete días…."

Por tanto, el Cielo recibe de la Luna tanta radiación como la Tierra recibe del Sol, y además siete veces siete (49) veces lo que la Tierra recibe del Sol, o 50 veces en total. La luz que recibimos de la Luna es una diezmilésima parte de la luz que recibimos del Sol, por lo que podemos ignorarla. Con estos datos podemos calcular la temperatura del Cielo. La radiación que recibe el Cielo lo calentará hasta el punto en el que el calor perdido por radiación iguale el calor que recibe. En otras palabras, el Cielo pierde, por radiación, cincuenta veces más calor que la Tierra . Utilizando la ley de Stefan-Boltzman para la radiación

(C/T)4=50

donde T es la temperatura absoluta de la Tierra, 300 K (27º C). Esto permite calcular para la temperatura del Cielo, H, un valor de 798 K (525 ºC).

La temperatura exacta del Infierno no se puede calcular exactamente pero debe ser menor que 444,6 ºC, la temperatura a la que el azufre cambia de líquido a gas. En Apocalipsis 21:8 podemos leer ,

"…para los idólatras y todos los mentirosos, su herencia será el lago que arde con fuego y azufre…".

Un lago de azufre fundido significa que su temperatura debe ser igual o menor que el punto de ebullición, que es 444,6 ºC. (Por encima de ese punto, sería un gas, no un lago)
Tenemos entonces que, la temperatura del Cielo es 525 ºC y la temperatura del Infierno 445 ºC . Por lo tanto, el Cielo está más caliente que el Infierno.

Reviente

Un suelto del diario La Capital, de mi ciudad Rosario:

Cada vez que está por comenzar la fiesta y el cielo amenaza con nubarrones, la tesorera de la Asociación de Colectividades y representante de la Sociedad Libanesa, Ana María de Matuc, ensaya una cábala "espantalluvia". Entierra huevos en una maceta, siguiendo una costumbre española, y clava un cuchillo en la tierra, tal como se estila en los campos argentinos. "A veces funciona y a veces no", había dicho Matuc el día previo a la primera jornada del encuentro. No cabe dudas, esta vez funcionó, y como expresa el dicho habrá que "creer o reventar".

Buenísimo. Lo voy a poner en práctica acá donde llueve tanto. De última, a veces funciona.