¡Cómo te quiero, Clarín!

Desde hace aproximadamente 1 semana empecé a recolectar algunos titulares del diario Clarín, inmensa fuente de inspiración patrioteril, diario que aúna lo peor de los argentinos.
Podría llenar mucho espacio copiando sandeces sin importancia como por ejemplo “Otro día complicado para viajar en subte”, que aparece literalmente a diario en primera plana y que me imagino información que la gente varada en las estaciones de subte debe agradecer mucho.
También podría anegar este post pegando las infinitas variaciones de titulares de fútbol sin la mejor relevancia (¿o la tiene?) como “River no quiere bajarse del camino de la Victoria” o “Argentinos gritó fuerte en La Paternal”, “noticias” muchas de estas cuyos títulos tienen grandes veleidades literarias.
Es curioso cómo el periodista que más se afana por ser poético en sus notas y títulos es el deportivo: le sale para el culo, pero tan mal le sale que ya han creado una “poética del deporte” propia.
Todos sabemos que lo más importante en el Universo para los argentinos, o al menos para los medios argentinos, es el deporte: no hay otra cosa que pueda superarlo.
Cuando yo aún vivía en Argentina, una vez mi papá (por otro lado gran seguidor mío en mi vida artística) no vino a escuchar un concierto mío muy importante porque jugaban Argentina contra Colombia.
Yo no puedo luchar contra eso, y me da una gran sensación de impotencia irremediable. Diciéndolo de otra manera, me da mucha rabia.
Sin embargo, los peores titulares del pasquín este del que hablo son los que aparte de esta rabia me dan asco y verguenza ajena:

El Manchester United de Tevez lo ganó sobre la hora

Real Madrid festejó de la mano de los argentinos

El Inter de los argentinos ganó y llegó a la punta

La NBA ya palpita una temporada bien argentina

Creo que esto conjuga a la perfección dos de las propiedades más deleznables de los argentinos: la superficialidad que le hacen apreciar el deporte como el hecho fundamental de sus vidas, y el chauvinismo fanfarrón típico de personas con un tremendo complejo de inferioridad.
Como digo, no puedo luchar contra esto de otro modo que escribiendo un post, o haciendo algo similar.
Es claro que he intentado escribiendo alguna carta de los lectores al mismo diario, pero jamás me han contestado. ¿Qué otra actitud esperaría de un argentino con poder o dinero?

Cualquiera de ustedes podría decirme con razón que no lea este diario, pero quizá haga click en su dirección con una especie de afán sadomasoquista, o tal vez porque leyéndolo confirme diariamente todas las razones por las que no vivo en Argentina.