Efemérides

18 de Mayo

Nace el 18 de Mayo de 1846 en Auxerre el escritor Roman de Tirabosche.
Aunque sus primeras obras dejan apenas entrever la calidad de lo que años sucesivos mostrarían flagrantemente, no fue sino hasta el verano de 1868 que se percibiría en su totalidad el genio singular de un estilo rasgado y trágico, con la publicación de “El Camino es Infinito”.
Publicó libros de poemas, entre ellos “La Mar en Carruaje” y “Briznas de Césped”, que le valiera un mentado juicio por plagiarismo.
Entre sus obras se encuentran los libros de ensayos “El Caminante con Muletas” y “Remanso: Nostalgia de lo Porvenir”
Escribió obras en colaboración (“A cuatro Manos”) y una novela (“El Ayudante del Jardinero”) de marcada tendencia erótica.
Se suicidó el 4 de Febrero de 1876 aunque las causas de su decisión se encuentran enmarcadas en misterio.

Necrológicas

José Sanpietro

QEPD Falleció 23 de Agosto de 1976.

Padre y esposo ejemplar, sea tenido en Gloria Eterna por Nuestro Señor.
Acarició los más elevados sueños, debiendo resignarse a caricias cuando lo que hubiera querido era poseerlos.
Ojalá encuentres en la vida postrer lo que no hallaste en esta, donde todos te quisimos y seguimos queriendo a pesar de tus tantos y tan intensos defectos.
Buscaste sin encontrar y encontraste lo que jamás buscarías. Que esta paradoja sirva de ejemplo a las almas impías que sólo van en pos de vanidades.
Su familia entristecida por la pérdida participa a sus amigos de sus exequias, que serán realizadas en el Club Social Pernambuco el próximo Viernes.

Esperanza

Pensar que uno se está sintiendo morir. Le dan dolores terribles en el pecho y todo da vueltas. Está sólo en casa y ni siquiera atina a levantar el teléfono para llamar a emergencias médicas. El televisor está a todo volumen y el aire es de pronto irrespirable porque uno se dejó huevos hirviendo y se acabó el agua. El vecino de arriba pone la música a un volumen exagerado y la casa tiembla al paso del tren, del que lo separan unos 10 metros. Hay un par de moscas zumbando que pareciera que se quisieran meter en los oídos de uno, pero ya no se tienen ni fuerzas para apartarlas. Desde el tren que pasa algún gracioso tira una piedra que hace estallar una ventana en mil pedazos. Algunos fragmentos de vidrio le lastiman la cara pero eso no sería nada si no fuera porque, sin ventana, los trenes que pasan producen un rugido que estremece.
Arrastrándose por el piso y ya agonizando uno descubre perplejo en un último momento de lucidez que bajo el sillón del living está el anillo cuya pérdida ocasionó la ruptura.
Si uno no estuviera en esa situación, ahora sería tan fácil explicar todo.