Etimología

Que ahora todos usemos email y celulares no es grave en sí. Lo que lo convierte en gravísimo es que el hecho de usarlos nos obligue a estar siempre presentes.
Ya no se es más libre, carajo. Uno recibe un email y se supone que debe contestarlo de inmediato bajo pena de bombardeo electrónico si decidimos tomarnos nuestra semana (¿o mes?) para hacerlo.
Si no queremos responder al móvil la gente llama entre angustiada y ofendida con un “¿Pero no viste que había una llamada perdida mía?”
¿Y si no se me canta contestar? ¿Y si no tengo ganas de atender el teléfono? ¿Ya no podemos escondernos más?

Últimamente estoy optando por directamente apagar mi móvil durante el fin de semana, y tengo planes de extender el período, antes que el celular pase a formar parte integral de mis células.